Completando un Triunfo Temprano

De una charla de Tim Jackins* en el grupo Wygelio de Líderes para Liberación  de la Gente Afro-Americana y en un Taller de Desarrollo Comunitario, en Massachusetts, EE.UU., en Mayo del 2019.

Hemos estado desarrollando Re-Evaluación por la Co-Escucha desde principios de los años 50, y hemos hecho grandes progresos en todo tipo de ámbitos. Hemos descubierto muchas cosas. Hemos extendido nuestra práctica a los lugares donde podemos ver las opresiones. Hemos mirado cada vez más y más profundamente las cosas. Lo hemos hecho bien. 

Sin embargo, hasta hace poco no habíamos comprendido lo profundamente heridos que estábamos todos los seres humanos en los primeros años de nuestra vida y el gran efecto que tuvo  esto, en todo aquello  que hicimos después, incluyendo nuestras sesiones de Co-Escucha. No hemos tenido ni la conciencia, ni la flexibilidad suficiente, para ver esto y escucharnos mutuamente en las sesiones sobre este asunto. Ha sido necesario todo nuestro trabajo y el desahogo hasta este punto para llegar a donde podemos empezar a desarmar ese nivel de dolor.

Mi imagen de esta situación es que casi todas las niñas y niños, y esto significa que también vosotras, llegásteis a este mundo pensando que habría alguien a quien poder conocer. Habíais estado  oyendo hablar de la vida a través de la pared, y pensabais que estabais hablando con gente, con criaturas como vosotras, que estarían tan interesadas en la vida como vosotras mismas y que os mirarían directamente. Esperabais mirar hacia afuera y ver a alguien mirar hacia atrás con el mismo interés, la misma intensidad, la misma curiosidad y la misma voluntad de intentar conectarse. 

Pero ninguna de nosotras llegó a lograr algo así. Nadie a nuestro alrededor entendió que los bebés nacen con mentes plenamente desarrolladas y que quieren ser recibidos por alguien que esté completamente vivo. 

Y nadie tuvo la oportunidad de desahogar lo suficiente para mantenerse vivo. Para la mayoría de nosotras, nuestras madres y padres, la gente que nos rodeaba, a veces salían de su angustia y veíamos la vida. 

Ni siquiera eso sucedió para todas, pero para la mayoría de nosotras apareció de vez en cuando. Y eso evitó que nos diéramos por vencidas de inmediato. 

Debido a que no hubo la posibilidad de que sucediese eso que yo creo que todas las niñas y los niños esperan, al final todas nos desanimamos hasta el punto de que nos dimos por vencidas cuando dejamos de estar conectadas con alguien. Lo intentamos, pero no había nada ahí fuera.  Lo intentamos una y otra vez, y no había nada ahí fuera. 

Hablo por ejemplo,  de estar en los aeropuertos y  ver a las pequeñas empujadas en sus cochecitos. Miran las caras, buscando algo de lo que pensaban que iban a encontrar. Y si las muestras algo de eso,  lo notan. Se dan cuenta rápidamente. Sabes que están buscando algo. Hay una intención en ese momento. No se trata de intereses insignificantes. También puedes ver cómo ellas no pueden contar contigo, confiar en tí,  te mirarán, luego apartarán la vista de tí y fingirán indiferencia. Actuarán como si no las importara. Después volverán, porque sí le importas. Simplemente tienen miedo de permitir que eso importe, porque una de cada dos veces sus esperanzas se desvanecían muy rápidamente.

Todo eso nos pasó a cada una de nosotras. Y en algún momento nos desanimó. No podíamos salir y mirar de nuevo. Creo que una buena descripción de esto es: "No puedo soportar mostrar mi corazón una vez más y acabar destrozada. Para que yo pueda continuar y aferrarme a esta parte de lo que soy, tengo que dejar de arriesgarlo todo. Tengo que hacerlo sola, tengo que seguir con mi vida." Nos quedamos con grabaciones del tipo: "Soy la única a la que le importa, la única que entiende cómo es el mundo, la única que quiere hacerlo mejor". Es evidente que ninguna de estas personas lo entiende". (Risas) ¿Es así de parecido a como ocurrió, o no?

Fuimos empujadas por nosotras mismas. Sucedió porque las condiciones fueron adversas, pero también porque nunca pudimos desahogar aquéllas  heridas. 

Creo que si hubiéramos tenido la oportunidad de desahogar aquéllo que nos ocurrió, aunque el resto de las situaciones hubiesen sido difíciles, no nos hubiéramos dado por vencidas. Hubiéramos seguido intentándolo. Tal vez habríamos descubierto cómo hacer que algo funcionara. No lo sé. No lo sé. Pero nunca tuvimos esa oportunidad. No fuimos capaces de mantener nuestras mentes claras el tiempo suficiente, hasta que tuvimos el poder de dirigir nuestras propias vidas. Nos derrumbaron antes de sentirnos poderosas.

Suena miserable. (risas) Y lo fue. Pero aún y así todas sobrevivimos. Todas nos dimos cuenta de lo que íbamos a hacer, cómo íbamos a hacer que las cosas funcionaran, hacia dónde íbamos a ir. !Sí,  estás aquí! Así que hiciste que funcionara.

Y aunque fue triste, creo que tu retirada también fue un triunfo. Decidiste preservarte de una manera que claramente funcionó. Creo que no todos los seres humanos pueden hacer eso, desafortunadamente. No todos los humanos son capaces de tomar esa decisión. Algunos de ellos están muy destrozados, y la vida comienza a declinar rápidamente a partir de ahí. 

Pero lo hiciste. Tú tomaste la decisión, y me alegro mucho de que lo hicieras. Deberías considerarlo como un gran triunfo, aunque fue muy costoso. Y ahora puedes empezar a recuperar aquéllo que perdiste.

RECUPERANDO LO QUE PERDIMOS

Para recuperarnos, tenemos que entender cuán diferente es nuestra vida ahora. No somos pequeñas e indefensas, y probablemente no estamos ni en peligro, ni solas. Tenemos todos estos recursos. Tenemos todo este conocimiento. 

Las niñas y niños cuando son pequeñas desahogan espontáneamente porque es instintivo. Pero no lo entienden, y eso disminuye su capacidad de luchar por algo que quieren. Ahora entendemos el desahogo. Es algo importante en nuestra vida por lo que podemos luchar. No importa lo que alguien diga o cómo nos sintamos, sabemos algo y tenemos una herramienta importante y poderosa. Podemos usar nuestras mentes a pesar de los sentimientos que las viejas angustias nos provocan. 

Podemos volver y retomar la batalla donde ocurrió la derrota. No tenemos que revivir todas las cosas que pasaron, pero tenemos que mirarlas. 

Todos los sentimientos que se congelaron allí nos esperan. Eso es cierto con cualquier angustia, ya sabemos que estos sentimientos son horribles. Sí, son horribles. Son los sentimientos a los que nunca hemos querido volver a mirar. En ese momento no teníamos los recursos para desahogarlos, así que todo lo que podíamos hacer era sufrir. Ahora tenemos los recursos necesarios. Ahora podemos hacer algo diferente. 

Los sentimientos siguen siendo los mismos, así que primero tenemos que decidir. Tenemos que decidir que queremos que toda nuestra vida vuelva a ser como antes. Queremos toda la frescura de la vida. ¿Verdad que sabes cómo la vida puede volverse rancia mientras arrastras tu equipaje de angustia una y otra vez? No era así cuando éramos pequeñas. Cada día la Vida era algo especial. Había algo por lo que estar viva. ¿No te gustaría experimentar eso mañana por la mañana, en lugar de sentir lo que sientes cuando te despiertas? ¿No te gustaría despertarte así de viva?

Primero tenemos que decidir. Tenemos que decidir antes de enfrentarnos a todas las cosas que nos han confundido durante tanto tiempo. Una vez que los sentimientos surgen, son muy confusos. Sentimos que nuestra vida es tan mala como lo fue en el momento en que se cerró sobre nosotras. No podemos recordar que hay alguien más. No podemos recordar que tiene sentido estar aquí. Es realmente muy interesante. Los sentimientos incluyen muchas cosas, como no saber qué hacer, sentirse atrapada y sola, la creencia de que lo normal es que te sentirás como siempre te has sentido, y así una y otra vez.

Cuando las cosas se ponían difíciles al principio de nuestras vidas, estábamos desesperadas por encontrar algo que funcionara. Estábamos desesperadas por encontrar una forma de salir de la trampa. 

Eso es exactamente con lo que nos encontraremos cuando estemos trabajando en este material. Sentiremos que ahora tenemos que hacerlo de alguna manera diferente: "Dime qué tengo que hacer". 

Y lo cierto es que no hay nada que hacer ahora, excepto desahogar. No hay otra respuesta, no hay otra solución. Nuestro trabajo es desahogar allí. Eso es lo único que tenemos que hacer en este momento. 

Tenemos que ir a donde queremos desesperadamente una solución y no la hay, y tenemos que quedarnos allí y desahogar. Eso es casi lo peor que tendremos que hacer en nuestra vida: estar en una situación en la que no hay respuesta, ni salida, y permanecer allí. Vale la pena hacerlo ahora porque podemos desahogarlo. Es difícil saber cómo hacerlo, pero vale la pena intentarlo. 

Los sentimientos no cambian rápidamente. Sin embargo, nuestro pensamiento cambia. No nos liberamos rápidamente de los sentimientos, pero empezamos a entender la batalla una vez que estamos involucrados en ella. 

Podemos ver que no está en el presente, que está en el pasado y simplemente es algo en lo que trabajar. 

Trabajar en ello en un grupo en el que conocemos bien a la gente parece ofrecer la mayor contradicción a la angustia. Podemos asumirlo, trabajar en ello cuando tenemos suficientes recursos a nuestro alrededor, y es posible mantener nuestra mente alejada de ello fuera de las sesiones. 

Tenemos esta lucha en común. Y ahora lo entendemos lo suficientemente bien como para empezar a recuperar esos pedazos de vida que se perdieron en nuestros primeros días, semanas y años.

Tim Jackins

  • Persona de Referencia Internacional

 para las Comunidades de Re-Evaluación por la Co-Escucha.

  • Título original del artículo:  Completing an Early Triumph.”
  • Publicado en Present Time: Nº 196.    Julio del  2019
  • Traducción: Fermín Porras en  Euskal Herria / País Vasco

Last modified: 2023-03-22 18:23:08+00