La  Muerte  y  El  Morirse. La  Vida  y  El  Vivir.

Lo que aparece a continuación son extractos de charlas impartidas por Joan Karp(1)  en los talleres que lideró cerca de Boston, Massachusetts, y también en Minneapolis, Minnesota, EE. UU. en el año 2001.

Para empezar, me gustaría que nos diésemos cuenta de que todas las personas tenemos algo en común: "que estamos vivas". Sería un buen objetivo para todas nosotras, al menos una vez al día, dejar de estar tan ocupadas en nuestras vidas y darnos cuenta de que estamos vivas.

A menudo es difícil prestar atención a lo relevante que es, excepto claro está,  bajo ciertas condiciones especiales. Es algo hermoso. Harvey(2)  solía dar una charla a la que llamé la charla "dayenu".

"Dayenu"(hebreo:דַּיֵּנוּ) es el estribillo de una canción cantada en la Celebración(3)  de la Cena de la Pascua Judía(4). Significa: "Hubiera sido suficiente".

La esencia de la charla era que los seres humanos no solo vivimos, sino que también pensamos y somos conscientes de nuestros actos. Nos ha tocado  el premio gordo de la lotería del universo. Hubiera sido suficiente si hubiéramos llegado a estar vivas, pero además tenemos todo esto.

Empecé a dirigir talleres sobre "la muerte y el final de la vida" debido a mis experiencias con mi madre cuando desarrolló un cáncer de ovario,  que finalmente le provocó la muerte.

Fui muy "afortunada" de que su enfermedad y la muerte resultante fueran largas y lentas; fue una buena oportunidad. Tuve mucho tiempo para apreciar realmente mi relación con ella y poder despedirme.

 Además, con muertes rápidas es difícil seguir desahogando sobre ellas durante un  tiempo suficiente, pero esta se desarrolló delante de mí durante cinco años.

Después de esto, estuve agradecida (no durante) ya que tuve que seguir mirándolo de frente. Trabajé duramente en las sesiones, y las cosas finalmente cambiaron. Estuvo bien que mi madre muriera, todavía  me resulta difícil, pero está bien.

 Nunca, nunca, pensé que me sentiría de esa manera. Entonces, desde mi propia experiencia, sé que con el deshogo las cosas pueden verse completamente diferentes de lo que una puede imaginar, incluso en esta área.

 Después de su muerte, comencé a liderar talleres a los que llamé: "Recuperándonos de la muerte de un ser querido".

Pronto amplié el tema para abordar las necesidades relacionadas con este asunto.

Dado que existe una estrecha relación entre la muerte y todas las formas de opresión,  entre la muerte y la discapacidad, los problemas de salud y tambien en relación con el envejecimiento, esos temas también se añadieron. Claro, también está el miedo a la muerte. El miedo a la muerte y la muerte son cosas completamente diferentes.

Otros temas del taller han incluido las muertes o las muertes previstas, la preocupación por futuras muertes de familiares y otros seres queridos, suicidios, muertes violentas, muertes múltiples, la relación entre grupos oprimidos concretos y la muerte, temas relacionados con los problemas de salud en mujeres y hombres, otros temas han sido, por ejemplo, viviendo con una enfermedad terminal y las luchas de los primeros años sobre la vida y la muerte prematura.

Hemos tenido grupos para personas que se sienten responsables de la muerte de alguien, personas que han sentido ganas de matar y personas que han matado. Además de todo esto, ha habido grupos para trabajadoras de la salud y grupos sobre la guerra, también sobre ser una aliada de alguna persona con una enfermedad terminal, decidir vivir para siempre, decidir estar viva, y sobre Harvey Jackins.

 

EL DESAHOGO MARCA TODA LA DIFERENCIA.

 A menudo, las personas que han perdido a un ser querido nunca se recuperan,  piensan que nunca va ser posible recuperarse de esa pérdida.

Sin embargo, con suficiente desahogo puedes recuperarte y re-emerger después de la muerte de tus seres queridos. (Hay una cantidad finita de angustia asociada a cada pérdida;  sientes como si sólo  los sentimientos difíciles fueran a continuar para siempre).

 Puedes pensar que esa  persona que ha muerto te ha dejado un regalo: si pones el suficiente trabajo en recuperarte de la muerte, lo que ocurre es que sales no de donde estabas antes de que ese ser querido muriera, sino que  encuentras el camino por el que quiere transita tu vida y tu re-emerger .

 La mayoría de lo que sientes cuando alguien muere es algo muy viejo, son heridas que se produjeron en tus primeros años. Desahogar sobre la muerte te da la oportunidad de trabajar en muchas de las cosas que de alguna manera necesitas  trabajar, algunas de las cuáles pueden haber tenido lugar por cuestiones no resueltas en tu relación con esa persona.

Ahora que esa persona está muerta, todo tipo de cosas pueden ser posibles, y a menudo necesarias, para hacer sesiones de Co-Escucha sobre temas que de otro modo no podrías darle atención.

Como escucha de alguien que acaba de perder a un ser querido, generalmente es más útil seguir el liderazgo, la iniciativa de esa persona Participante: ofrecerle una "escucha" permisiva, al menos por un tiempo.

 Nos han enseñado a pensar que sabemos lo que alguien siente, o debería sentir, cuando muere un ser querido; por ejemplo, "sabemos" que él o ella debe estar muy triste. Es útil no tener expectativas particulares, sino seguir el liderazgo o la iniciativa de esa persona, mantenerse físicamente cerca cuando sea posible y simplemente estar con ella.

Las cosas sucederán cuando esa persona esté preparada. Si es necesario, pedirle que ponga la atención en recuerdos agradables puede relajar las cosas. Además, a menudo no es posible que alguien adopte el papel de Participante hasta que todos los preparativos hayan terminado,  las personas amigas y parientes se hayan ido.

La mayoría de las personas necesitan llorar la pérdida de un ser querido por mucho más tiempo de lo que comúnmente se supone.

 Eventualmente, algunas personas pueden necesitar ser escuchadas en las sesiones de RC. de una manera más activa, con el fin de ayudarlas a enfrentar el dejar ir a la persona que murió y su propia angustia que se ha unido a la muerte.

La dirección que Harvey me dió  en ese momento fue desgarradora, pero útil:

3)Tú te vas por este camino y ella se va por ese otro sin mirar atrás

Cuando alguien cercano a ti fallece, si no desahogas lo suficiente, puedes acabar pensando en esa persona todos los días, y puede lograr un fuerte tirón de tu atención.

Con las angustias desahogadas, ese tirón simplemente no está. Harvey solía decir que después de que alguien muere, tienes todo lo que siempre tuviste de esa persona.

Ahora no tienes una relación permanente con ella, lo cual es una pérdida real, pero todo lo que tuviste hasta el momento en que murió, todavía lo tienes. Y, si desahogas lo suficiente, puedes tener más.

 Las partes angustiadas de tu relación se desahogan: es decir los patrones y los sentimientos irracionales. Lo que te queda es una relación más clara, más humana y racional con esa persona, que ahora ya no está en tu presencia.

Esta es la razón por la cual Tim está animando a las personas para que sigan desahogando sobre Harvey. Las personas consiguen más y más de su relación con él cuanto más desahogan. Todavía hay cosas nuevas por surgir de esa relación, a pesar de que él ya no esté.

Si estás tratando de recuperarte de una muerte que ocurrió cuando eras joven, puede parecer que no hay atención para trabajar en ello. Eso puede deberse a que cuando  ocurrió, en ese momento la gente  no pudo escucharte.

Hablar sobre qué tipo de atención te dieron o quizás no después de la muerte, a  menudo abrirá las cosas. Con muertes violentas, puede ser especialmente importante expresar indignación absoluta y recordar que la opresión podría haber desempeñado un papel preliminar.

Si desahogas lo suficiente como para deshacerte de las angustias, llegas al punto en el que consideras que está bien que esa  persona  haya muerto, aunque nadie debería morir.

Creo que es una barbaridad que la vida de cualquier persona tenga que terminar, por cualquier razón. No me importa la edad qué tenga, eso es simplemente opresión debido a la edad. No me importa lo enferma que esté, eso es opresión debido a la discapacidad.

Por otro lado, está bien que la gente muera. Sin angustia, nuestra atención permanece en lo grandioso que fue que vivieron y también que llegamos a conocerlas.

Hasta el momento, todas morimos. Eso no es significativo. Lo que es significativo es la vida única que tuvieron y que tú  compartistes. Eso es muy significativo. Eso es lo que interesa, una vez que se desahogan las dificultades.

Como dije en un "anuncio" sobre la muerte de  mi madre: "siempre lamentaré que ella no haya vivido para siempre, pero siempre estaré muy contenta de que ella haya vivido."

 

"¿ES NECESARIA LA MUERTE?"

Harvey escribió un folleto y también un capítulo en la "Situación Humana" titulado: ¿Es necesaria la muerte?

Una parte describe cómo la comunidad científica está haciendo grandes avances en la comprensión de los mecanismos fisiológicos que han llevado a la vida humana a su fin.

Hay mucha investigación y muchos avances. La gente tiene la esperanza de descubrir esos secretos. La otra parte tiene que ver con la angustia, que es de lo que la mayoría de las personas mueren.

Aunque, en las condiciones actuales, más tarde o más temprano algo habría acabado con ellas, la mayoría de las personas mueren antes de lo que tendrían que hacerlo a causa de sus angustias.

Se dan por vencidas. Se desalientan. Fuman, se matan así mismas debido al consumo de  alcohol. A veces mueren por las angustias de otra persona o por factores relacionados con la opresión, como la mala atención médica.

Las personas también pueden tener grabaciones angustiosas que les dicen que es inevitable que mueran. Esas grabaciones son completamente diferentes de la realidad.

Muchas de nosotras tenemos grabaciones angustiosas que nos dicen cuánto tiempo vamos a vivir, y algunas de nosotras ya hemos superado esa edad. Recuerdo la primera vez que tomé la dirección "Voy a vivir para siempre", para ver qué sentimientos tendría que desafiar. Lo que surgió fue que estaba dispuesta a soportar ciertas angustias durante un tiempo largo pero finito, pero no durante un tiempo infinito.

Si pensara que podría vivir para siempre, estaría más motivada para deshacerme de esas angustias. Esperar, no esperar, la muerte de cada una de nosotras tiene muchas implicaciones.

El compromiso de las Persona Mayores es:

"Prometo que nunca moriré, que nunca me pararé y que me divertiré más que nunca".

La actitud en nuestra sociedad, que la mayoría de nosotras hemos internalizado, es que después de un cierto punto es el momento de prepararse para la muerte; es hora de pararse y comenzar a limitar nuestras actividades, reduciendo nuestras expectativas y todo lo demás.

Esto puede tener efectos devastadores. Si adoptas una actitud diferente hacia una querida persona mayor -por ejemplo, hacia una abuela- como algunas personas "co-escuchas" lo han hecho, de repente pueden oir, porque le sacaron la cera de las orejas; pueden ver, porque alguien pensó en conseguir unas gafas nuevas.

Nadie pensó que valiera la pena investigar esos problemas antes, porque estaban "relacionados con la edad" o "porque de todos modos ella iba a morir pronto ".

Desafiemos todas nuestras  grabaciones sobre los tipos de vidas de las personas mayores a las que somos capaces de llegar a ser.

 

APOYANDO A ALGUIEN CON UNA ENFERMEDAD TERMINAL.

He aprendido algunas cosas sobre apoyar a alguien con una enfermedad terminal, sobre cómo ayudar a esa persona a vivir bien y después a morir bien.

A todas nosotras se nos ofrecerán muchas oportunidades para asumir este tipo de rol, y es entonces  cuando está en nuestras manos decidir si hacerlo o no.

Cuando lo hacemos, la oportunidad de cuidar de  alguien de una manera adecuada hará avanzar nuestro re-emerger, especialmente si recordamos tener sesiones regulares sobre ello. Cuando un grupo de co-escuchas trabaja en una situación como esta, es muy adecuado reunirse en un grupo de apoyo, al menos ocasionalmente.

Mi madre vivió con cáncer desde 1982 a 1987. Durante la mayor parte de ese tiempo, el tema no fue que ella se muriera, sino el que ella viviera bien mientras enfrentaba una enfermedad grave que amenazaba su vida, y también cuál sería la mejor manera de ayudarla a hacerlo. En aquel tiempo fue una lucha para mí enfrentarme a la pregunta de cómo podría yo tener una influencia significativa en esa situación. Luché en contra de lo confusa que estaba acerca de mi importancia y seguí intentando imaginar las contradicciones adecuadas para ella.

Me llevó un tiempo enfrentar el hecho de que yo misma era la mayor contradicción: mi amor por ella, mi deseo de que viviera. No tengo ninguna duda de que la mantuve viva quizás por un par de años más de lo que de otra forma ella hubiese vivido. Hay muchas historias de este tipo, tanto dentro como fuera de Co-Escucha. La gente muere de angustias, antes de que las otras cosas les lleguen. Se puede ayudar a alguien a vivir más tiempo. Ayuda que te lo tomes en serio.

La gente se recupera de enfermedades que parece que son irrecuperables. Sí que ocurre. Nada es inevitable. Como escucha, debes asumir que es posible para cualquier persona. Debes mantenerte con esperanza. Durante mucho tiempo, la suposición más útil que puedes hacer es que esa persona puede recuperarse y lo hará. También necesitarás enfrentar en tus sesiones la posibilidad de que esa persona pueda también morir, y deberás permanecer cerca de ella o de él, escucharla y ofrecerle un lugar para que hable de los sentimientos que tenga.

Cuando una persona enfrenta una enfermedad que amenaza su vida, se hace patente lo útil que es querer vivir, ser capaz de luchar por la propia vida. También se vuelve evidente lo duro que es esto para muchas y muchos. A menudo, las personas que están en esas circunstancias tienen que habérselas con grabaciones tempranas: de rendirse; de lo que fueron o sintieron como luchas entre la vida y la muerte; de agotamiento; de no desear de manera activa vivir (o no importarle, darle lo mismo), porque las cosas fueron muy duras al comienzo de sus vidas.

Sin estas grabaciones, de manera intrínseca, la gente quiere vivir. Sin embargo, a mucha gente no le es fácil estar en contacto con su propia motivación para vivir, en especial, cuando de repente se les requiere que lo hagan. Puedes entonces prestarles tu motivación: hacerles saber que te importa que vivan, que su vida no es una carga para ti, que es importante para ti que vivan muchos años. (No nos haría ningún daño a quienes tenemos salud que contactáramos con el deseo de estar vivas y vivos, que lográramos acceder a esa motivación por nosotras y nosotros, y así tengamos hecho ese trabajo con anticipación. Podría ser importante.)

Muchas personas intentan “adivinar” qué angustias podrían haber contribuido al desarrollo de su enfermedad.

Con frecuencia, no es una actividad útil, ya que hay demasiados factores aleatorios que pueden causar estas enfermedades y nos puede conducir a la auto-inculpación. No obstante, puede ser valioso descifrar angustias concretas para desahogarlas con el fin de ayudar al proceso de recuperación.

Estuvo claro que, para mi madre, fueron importantes el sentirse querida y el mantener su atención fuera(5) (Si la atención de una persona está fuera, en vez de hundida en angustias, su cuerpo luchará mucho mejor contra la enfermedad y la persona estará más motivada para vivir.) Por lo general, mi madre solo podía tener su atención o por completo fuera o por completo en los sentimientos difíciles. Yo me aseguraba de que diariamente ella lograra hablarme de ambos por teléfono: las buenas cosas y los sentimientos duros. Intentaba no imponer ninguna estructura a nuestras conversaciones.

Yo atraía su atención hacia la realidad buena, pero tampoco quería que se quedara sola con sus sentimientos difíciles. Cuando la oía más desanimada de lo normal y me parecía que estaba en peligro de rendirse, me iba de visita entre mis visitas mensuales y me quedaba con ella un par de días. Con mi presencia, le hacía saber cuánto la quería, que estaba comprometida con ella, y que no iba a dejar que pasara eso sola. Su atención siempre terminaba saliendo, floreciendo, y creo que fue muy importante.

Sobre todo cuando una persona tiene una enfermedad amenazadora de su vida, las demás personas se asustan y no pueden permanecer cercanas escuchando. Mantienen una distancia. Cuanto más tiempo dure la enfermedad, más probable será que tú seas la única persona que tenga buena atención para esa persona. Si tú desahogas, serás capaz de estar con la persona y no huir de lo que ella está enfrentando.

Cuando mi madre perdió la esperanza de que las y los profesionales médicos la curarían, y las y los profesionales médicos también perdieron la suya, ella se volvió más abierta y dispuesta a tener conmigo sesiones “formales” de Co-Escucha. Pasé tiempo escuchándola llorar acerca de no querer morirse, acerca de estar asustada. Fue hermoso lograr hacerlo.

 

“CALIDAD DE VIDA”

El tema de la “calidad de vida” en esta sociedad es re-estimulante(6). ¿En qué punto se vuelve la calidad de la vida de una persona de tal forma que su vida ya no “merece” vivirse? Aunque la gente cree que están pensando acerca de este tema, casi nadie lo hace. ¿Por qué nos re-estimula tanto? Parece que una razón es la angustia no desahogada procedente de ser bebés dependientes que necesitan ser cuidadas y cuidados. Muchas personas sienten que no querrían volver a estar en semejante circunstancia nunca más.

Además, también puede ser difícil pensar acerca de tu situación cuando sientes que tu vida se ha convertido en una carga para las demás. Por otra parte, también el estar vivas los miedos al dolor confunden a las personas.

Algunas personas suponen que saben cuándo la calidad de vida de otra persona deja de ser suficientemente buena para justificar o merecer ser vivida. Una co-escucha que es profesional de ética en medicina suele hacer la siguiente pregunta cuando habla de este tema: “¿Qué sería para ti peor que la muerte? ¿Qué te haría sentir que preferirías morirte?” Fuera lo que fuera, sería lo que no podemos soportar ver pasar a otra persona. Cuando parece que alguien está pasando por esa situación, podemos sentir el impulso a hacer suposiciones sobre la calidad de vida que no sean nada correctas para esa persona. (Quizá tampoco sean correctas para nosotras y nosotros, llegado el caso de que nos encontremos en tal situación.)

Sé que cuando mi madre fue capaz de hacer cada vez menos, ella saboreaba más la vida. Simplemente, le encantaba estar viva. Aprendí mucho de aquéllo. El tema no era lo que ella pudiera hacer. Nos podemos dejar preocupar por todas las diferentes partes de la situación hasta el punto de que creemos que son los detalles los que hacen que valga la pena estar vivas.

Al tiempo que la enfermedad de mi madre evolucionaba, el tema de la discapacidad y la opresión de las personas discapacitadas se convirtieron en una parte mayor de su lucha. Como yo no había desahogado lo suficiente acerca de esos temas, me sentí más limitada de lo que me habría gustado. Creo que esto es bastante común.

 

AYUDAR A ALGUIEN A MORIR BIEN

En algún momento, puede que tu objetivo deba pasar de ayudar a alguien a vivir una buena vida a ayudarla a enfrentar la muerte y prepararse para una buena muerte. Cuando las probabilidades de recuperación de mi madre se volvieron más remotas, empecé a decir cosas como “No es imposible para ti ganar esta batalla, pero ahora parece menos probable.” Parecía importante no renunciar a la posibilidad de recuperarse, pero también lo parecía crear espacio para que ella mirara de manera directa al hecho de que estaba acercándose a su muerte.

Parecía importante que ella enfrentara esa situación y sus miedos sobre la misma, y que pensara acerca de lo que quería hacer antes de morir. Una cosa útil fue hacer que me contara su historia vital. Fue maravilloso para las dos y le dió la posibilidad de revisar partes de su vida con mi atención afectuosa. A veces, puede ser importante dar a otra persona tu “permiso” para morir, en especial si la persona está afectada preocupada porque pueda defraudarte.

Al final, sus riñones fallaron y no hubo ninguna opción de diálisis. Esto significaba que tanto ella como nosotras sabíamos que le quedarían unas dos semanas de vida. Ella estaba preparada y nosotras (mis familiares, mi marido y yo) reservábamos tiempo para estar con ella en el hospital y sabíamos con precisión para qué era ese tiempo. Al principio, llevábamos álbumes de fotos para sacar fuera la atención de todo el mundo repasando buenos recuerdos. Después, cuando pareció que ella no podría pedir ayuda para sí misma aunque la necesitara, cambiamos para estar con ella las 24 horas del día.

Entonces, muy poco antes de que muriera, los días dulces que estábamos pasando cambiaron al volverse ella irritable y enfadada. (Mi madre era la clase de mujer que por lo general no mostraba eso.) Ya fuera causado por intoxicación debida al fallo renal, o fuera causado por miedos relacionados con morirse, fue inesperado y difícil para todas y todos. También, como vivió más tiempo del que se le predijo, temió que la gente le hubiese mentido y creyó que viviría en aquel estado por mucho tiempo. Así, me encontré en la situación poco corriente de tener que asegurarle que era verdad que moriría pronto.

Por lo que respecta a la programación de mis propias sesiones, al final descubrí cómo manejar la imposibilidad de predecir cuándo estaría libre. Un par de co-escuchas estarían de guardia (disponibles) cada día, o durante parte del día, sabiendo que quizás no serían llamadas. A veces podía adaptarme para una sesión por teléfono, otras para una sesión en persona con co-escuchas locales que conocía, y otras no podía hacer nada. Aquéllo funcionó bien.

Además de dar atención a la persona que está muriendo, hay que pensar sobre otras relaciones. Mis hermanas y yo negociamos nuestras opiniones diferentes acerca de cómo cuidar a mi madre. A una de mis hermanas le gustaba tratar con nuestros parientes. También tuvimos que relacionarnos con trabajadoras y trabajadores del sistema de salud. Me impresionó una enfermera que al principio no fue tan buena, pero que se hizo más suave y dulce cuando mi madre se volvió más irritable, al comprender que estaba acercándose a su muerte. Cuando mi madre murió, se sentó al lado de su cama y lloró.

Puedes hacer saber a la gente que va a morir, que tuvieron una buena vida. ¿No te gustaría a ti morir recordando que tuviste una buena vida? También puedes recordarles que son amadas, en especial que tú las amas, y deberás desahogar todo lo que necesites para ser capaz de sentirlo y de mostrarlo.

Nadie debería tener que morir en soledad. Hay muchas historias de queridas abuelas y queridos abuelos que esperan a que llegue su amada nieta o amado nieto antes de morirse. Si le dices a alguien que te gustaría verlo o verla antes de que muera, que te gustaría estar ahí, con frecuencia te da un margen de tiempo. O puedes ayudar a organizar que alguien más esté ahí. Yo estuve con mi madre cuando murió, y estoy contenta de haber estado. La muerte es parte de la vida. Estar presente en una muerte puede ser una buena experiencia.

Hay muchas cosas que yo haría mejor o de diferente manera ahora, pero en conjunto estuve satisfecha. Fue un tiempo exigente que supuso un desafío, pero también un tiempo increíblemente especial.

Joan Karp


Título original del artículo: “Death and Dying, Life and Living “
Publicado en Present Time: Nº 137 Octubre 2004.

- - - -


Last modified: 2019-05-02 14:41:35+00